Mochileo por la Ruta Panorámica de Puerto Rico – 6to día
Comenzamos el día temprano. Desayunamos y pudimos emprender el camino a las 8.30 AM no sin antes pasar por el Head start para devolver las llaves del Centro y despedirnos de todo el personal que con tanto cariño nos recibieron y atendieron. La directora nos regalo un pan criollo que nos había traído de su casa. De más esta decir que fue muy apreciado en esa primera parte de la mañana caminando por la Ruta Panorámica.
Las condiciones del tiempo comenzaron excelentes. Hacía fresco y la brisa muy agradable, sin embargo las elevaciones se complicaban en ocasiones pero la mayoría de la caminata tenía pendientes tolerables. Sin embargo, éste tramo era uno de los más solitarios y poco transitados de la Ruta. Estábamos muy alertas a cualquier vehículo que se nos aproximaba. No habíamos tenido ningún inconveniente hasta el momento pero no estaba de más estar alertas.
Todo transcurrió de forma rutinaria hasta ya cerca del medio día cuando comenzó a llover copiosamente. Tuvimos que continuar el camino bajo la lluvia, no había de otra, ya era parte de la rutina. Llegamos a un “chinchorro” en una de las intersecciones del camino y nos detuvimos para comer algo. Para nuestra sorpresa tenían alcapurrias!!! Uno de los mejores antojos típicos de la cocina puertorriqueña.
Pasamos un buen rato en el lugar compartiendo con los locales. Muchos nos preguntaban qué era lo que estábamos haciendo y el motivo por el cuál lo hacíamos. Para nosotros ya era común que nos preguntasen eso pero nos divertía mucho contestarles y ver sus rostros de asombro cuando le explicábamos. Todos nos deseaban siempre lo mejor y nos echaban toda clase de bendiciones.
Continuamos nuestro camino hasta llegar al área que teníamos seleccionada para acampar. Sin embargo, decidimos no utilizar el lugar pues lo habían convertido tristemente en un vertedero clandestino. No nos pareció seguro pasar la noche allí. Fue una decisión difícil de tomar pues en toda ésa ruta no habíamos identificado otro lugar para acampar. El próximo lugar que teníamos identificado para acampar estaba demasiado lejos, así que continuaríamos la ruta a nuestro propio riesgo.
Unas pocas millas más adelante y bajo una intensa lluvia encontramos una casa abandonada cual tenía un piso en concreto lleno de escombros pero resguardado de la carretera. Cuando le dije a Luis que éste sería el lugar donde pasaríamos la noche, puso una cara que valía un millón de dólares verla. Yo no podía más que reírme pues me imaginaba sus pensamientos. Sin mucho más le indiqué lo que teníamos que hacer y pusimos manos a la obra. Dejamos el área bastante limpia y hubo un receso de la lluvia que nos permitiría montar la caseta.
Sorpresa!!! Nos dimos cuenta que dos de los palos de la caseta nos faltaban! Fue un momento de confusión y agonía pues revisamos todo y definitivamente faltaban dos palos de la caseta. Pensando en el asunto solo había una posibilidad, los mismos se tenían que haber quedado dentro del Centro Comunal. Fue allí que había armado la misma dentro del salón para aplicarle el impermeabilizante.
Mi mayor preocupación era que por ser viernes seguramente no podríamos hacer gran cosa hasta el próximo lunes. Teníamos que ponderar la idea de posponer el mochileo o continuar. Inmediatamente nos pusimos a realizar llamadas telefónicas y pudimos contactar a la directora del Centro. Luego de escuchar atentamente nuestro predicamento nos dijo que ella podía ir al día siguiente al Centro. De encontrar allí los palos, podría dejarlos en un lugar donde se pudieran recobrar. Nos pareció perfecto y coordinamos con una de nuestras amistades para recoger los mismos y hacérnoslos llegar al día siguiente. De paso coordinamos también la entrega de suministros para el mismo día y así matar los dos pájaros de un solo tiro.
Es maravilloso pensar que aún existen personas tan bondadosas y desprendidas pero sí, realmente existen. Desde que comenzamos esta travesía por la Ruta Panorámica solo hemos tenido buenas experiencias y las personas con las que hemos tenido contacto se han desbordado en atenciones. Esto demuestra la clase de persona que es el puertorriqueño.
Pese al inconveniente pudimos improvisar y montar la tienda de acampar utilizando materiales que encontramos alrededor de la casa abandonada. Todo gracias a un poco de cordón de nylon que siempre llevo conmigo para momentos de emergencia. El mismo probó ser de utilidad.
Cambiamos nuestra ropa mojada, comimos caliente, y la caseta se comportó tal y como se esperaba. En esta ocasión el tratamiento para impermeabilizar la misma funcionó perfectamente y a pesar de la lluvia que continuó prácticamente toda la noche, pudimos dormir completamente secos y bien abrigados.
Puedes ver el vídeo completo aquí, https://youtu.be/2nUbQ-VfMjY