Los Ángeles es nuestro próximo destino. Para lograrlo, debemos salir temprano pues el viaje tomara unas diez horas aproximadamente. Decidimos levantarnos a 6.00 A.M. hacer el “check out” y salir. Ya desayunaríamos por el camino.
La temperatura anoche estuvo en 66 grados y hoy amaneció a 61 grados Fahrenheit. Nada mal comparado con el calor intenso que experimentamos en Las Vegas.
A las 9.00 A.M. nos detuvimos en el camino para desayunar. Hasta el momento el trayecto hacia Los Ángeles ha sido espectacular pues hemos podido disfrutar de unas condiciones bien despejadas y unos colores maravillosos gracias a la iluminación solar de la mañana.
Continuamos del viaje disfrutando las distintas variaciones de paisajes. Encontraba fascinante los marcados contrastes entre las zonas boscosas y los desiertos. A medida que nos acercábamos a las zonas desérticas la temperatura comenzó a subir. Estando cerca de “Needles”, California y atravesando el valle de Mojave, la temperatura alcanzo los ¡¡¡109 grados Fahrenheit!!!
A pesar de que nos era imposible distinguir vida silvestre alguna, por movernos a velocidades tan altas, no dejaba de pensar en toda la diversidad de criaturas que habitaban estos parajes. La manera en que ellos vivían adaptados para sobrevivir en esas condiciones era simplemente extraordinaria.
Nos detuvimos un par de ocasiones para abastecernos de combustible y comer una que otra cosa liviana. En una de esas paradas ocasionales probamos algo nuevo en un pequeño negocio hindú. El mismo compartía las facilidades con una estación de gasolina.
La selección de comidas en su mayoría era vegetariana, así que ordené algo parecido a unas empanadas veganas acompañadas de unas papas asadas. No puedo recordar los nombres de lo que pedí, pero fue excelente, hasta repetimos la orden. Algo que disfruto mucho es probar cosas de comer nuevas cuando viajo.
El resto del viaje hacia Los Ángeles fue sin contratiempos. Llegamos al hotel como a las 5.30 P.M. y nos acomodamos un poco y media hora después salimos nuevamente a ver si podíamos aprovechar un poco la tarde y ver algunas cosas.
Fuimos al observatorio Griffith, pero era tarde para comenzar la caminata por el área e íbamos a perder el dinero del estacionamiento (10.00 x 1 hora). Pensamos que sería mejor regresar el día siguiente por la mañana y salimos hacia el paseo de las estrellas.
Nos estacionamos en el área, pero el parquímetro no quería aceptar mi tarjeta de crédito por segunda ocasión así que solo estuvimos media hora en el lugar. Ya comenzaba a obscurecer, teníamos hambre y el cansancio por el largo viaje comenzaba a pesarnos. Tratamos de localizar algún lugar estratégico donde poder ver el letrero de Hollywood pero aun siguiendo las instrucciones del GPS terminamos perdidos.
Ya de regreso al hotel lo pudimos ver de lejos, pero nos agarró una tremenda congestión vehicular. Nos volvimos a perder y llegamos al Grand Center Marquet , sin querer.
La señal del GPS se perdía por zonas, al parecer por estar en medio de la ciudad de Los Ángeles. Ya había experimentado algo similar manejando en la ciudad de Nueva York. Regresar al hotel fue horrible, extremadamente estresante y difícil por la gran cantidad de vehículos y las altas velocidades en que se manejaban. Fue realmente un alivio salir de la ciudad.
Llegamos al hotel a las 9.30 P.M. Todos los negocios cercanos estaban cerrados. Al parecer todo debido a las restricciones impuestas por la pandemia. Afortunadamente teníamos provisiones y pudimos comer ensalada de pollo con galletas saladas.
Pasamos un buen susto esa misma noche pues no podía encontrar mi celular, pero pudimos encontrarlo luego de registrar prácticamente todo el equipaje. Finalmente nos bañamos y retiramos a descansar.
Al siguiente día salimos temprano rumbo al observatorio Griffith. Desayunamos en el camino y mientras lo hacíamos pude encontrar información sobre un transporte publico gratuito que podíamos tomar para llegar al observatorio. Ya cerca del lugar buscamos estacionamiento y llegamos al lugar donde tomaríamos el autobús. No tuvimos que esperar mucho, apenas unos 10 minutos aproximadamente y al cabo de unos 15 o 20 minutos ya estábamos en el lugar.
El día estaba fresco, un sol brillante, pero a pesar nuestro, la visibilidad no era muy buena. Tal vez a causa de la contaminación local o a causa de los incendios forestales en distintas partes del estado de California. Sin embargo, disfrutamos del lugar y pudimos ver el famoso letrero de Hollywood desde un punto muy ventajoso y pintoresco. No podía decir lo mismo de la ciudad de Los Ángeles pues a penas se lograba distinguir a la distancia.
Luego de explorar el lugar salimos hacia el paseo de las estrellas pues queríamos caminar el lugar y ver el famoso teatro chino. Además, Luis quería buscar las estrellas de sus artistas favoritos.
Conseguimos un lugar bastante céntrico para estacionar y salimos a caminar. A pesar de las restricciones sanitarias debido a la pandemia, había mucha gente en el área. Ambos hacíamos todo lo posible para mantener una distancia adecuada y usar las mascarillas en todo momento.
No fue fácil encontrar las estrellas que Luis buscaba, pero si pudo encontrar algunas. Caminamos mucho pues el lugar cubre varios bloques y las estrellas se encuentran en ambos lados de la avenida, sin mencionar que son miles de ellas.
Al cabo de lo que me pareció una eternidad, fuimos de paseo al Farmers Market o Mercado Agrícola. El lugar es muy pintoresco, agradable, limpio y con una variedad impresionante de comercios para todos los gustos. Básicamente se compone de dos áreas; una peatonal donde encuentras todo tipo de comercios y otra interior donde puedes encontrar productos agrícolas frescos y comidas variadas. Aprovechamos para probar algunas de las especialidades del lugar.
Ya de vuelta al hotel hicimos un recorrido por la zona de Beverly Hills. Luis disfruto mucho del lugar viendo las lujosas residencias y sus jardines. Para nada quedamos decepcionados pues la zona hace honor a su fama en cuanto a ser una de las zonas mas exclusivas de Los Ángeles.
Terminamos la tarde llegando al hotel y caminamos hasta un restaurante mejicano cercano al hotel. El lugar se llama “CaCao Mexicatessen” y solo podemos decir que nos encantó. El lugar no es muy grande, pero es acogedor y el servicio fue excelente. Los empleados realmente se esmeraron porque nuestra velada fuera una experiencia única. Sin mencionar la comida, cual nos pareció muy buena.
Luego de eso, no pudimos mas que regresar al hotel y tirarnos a dormir completamente satisfechos y muerto de cansancio. Ya mañana será otro largo día pues tomaremos la ruta numero 1 hacia San Francisco bordeando toda la costa escénica del oeste de California.
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